Powered By Blogger

miércoles, 27 de abril de 2016

Que alimentos evitar los findes para evitar hinchazón y no perder los abdominales

http://m.activebeat.com/esp/fitness-y-nutricion/siete-super-alimentos-que-causan-hinchazon/?utm_medium=cpc&utm_source=taboola&utm_campaign=AB_TBL_ES-ESP_MOBI&cus_widget=socialsweetheartsgmbh-nametests-es&utm_content=premium

Es la carne ecológica mejor?

http://www.lavanguardia.com/bienestar/20160225/302422241597/carne-ecologica-ganado-explotacion-hormonas-antibioticos-sostenible-animales-saludable.html

martes, 26 de abril de 2016

7 Super alimentos para cuidar tu cuerpo

http://www.lavanguardia.com/vivo/nutricion/20160328/40715769647/superalimentos-nutricion-beneficios-salud.html

sábado, 9 de abril de 2016

Empezar de ser "vegetariano" y comer menos carne? Presentando al flexitariano. (parte 1)

El flexitarianismo, la manera más verde de comer carne

Estaba decidida a convertirse en vegetariana. Probó las zanahorias de todas las maneras posibles. Hizo lo mismo con el tofu, las hamburguesas de lentejas, los chips de garbanzos.
Pero los pollos, bifes y chorizos se las arreglaban para cruzarse en su camino. Los veía en restaurantes, revistas, en la televisión; incluso llegó a soñar que los olía y saboreaba. Hace pocos meses entendió que ni su salud ni ninguna moda podrían conseguir que olvidara la carne de por vida. Y encontró una solución: el flexitarianismo.
El término agrupa a todos aquellos "vegetarianos flexibles" que han optado por una dieta rica en vegetales, granos, frutas y legumbres y a veces, cuando el cuerpo lo pide, un trozo de carne. Los flexitarianos se enorgullecen de ser más delgados que los carnívoros y de ser menos propensos a enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer, entre otros.

Dos personas que reduzcan su consumo (de carne) a la mitad ayudan de la misma manera que una sola persona vegetariana



Bruce Fiedrich, portavoz de PETA
El grupo ya forma parte de la larga lista de tendencias -con nombres de trabalenguas- relacionadas con los regímenes alimenticios, como el pescetarianismo o el ovolactovegetarianismo, por nombrar apenas dos. Campañas como la Meatless Monday (sin carne los lunes) y libros como "La dieta flexitariana" la han popularizado en todo el mundo.
Pero, ¿cuánta carne se puede comer dentro de esta categoría? ¿Existe una medida? ¿Puede ser de cualquier tipo? ¿Cuáles son los beneficios de esta dieta?

Una dieta permisiva

La doctora Montserrat Rodríguez, médico nutricionista, se define a sí misma como flexitariana y recomienda este tipo de régimen a sus pacientes. "Estaba en la búsqueda de un estilo de alimentación que me ayudara a perder peso y a mejorar mi calidad de vida: a estar menos cansada, a solucionar los problemas hormonales que tenía, etcétera", explicó a BBC Mundo.
"Las carnes rojas, los derivados lácteos, los alimentos procesados (harinas, grasas, enlatados) le hacen daño al cuerpo humano. Cuando comemos más vegetales y frutas, inmediatamente se ven los resultados: uno se empieza a desintoxicar, a sentirse mucho mejor. Bajo esa premisa, parecía que el vegetarianismo era la clave, pero a mí me seguía haciendo falta la proteína animal. Por eso entiendo a quienes acuden a mi consulta", dice la especialista.
Quienes se han vuelto vegetarianos saben que se trata de una filosofía exigente. No sólo hay que lidiar con el autocontrol, sino con el ambiente y las personas que nos rodean (con las abuelas que preguntan "¿Y no vas a comer más nada?"). Una dieta que incluya proteína animal es mucho más realista y ayuda a lidiar con la ansiedad, ya que se puede escoger entre una amplia lista de alimentos "permitidos".


En cuanto a las reglas para calificar como un flexitariano, Rodríguez coincide con otros especialistas al asegurar que no existe un acuerdo para definir las cantidades exactas de carne que deben consumirse.
"Algunos, como yo, escogerán no comer carne roja y concentrarse en el pollo y el pescado. Yo creo que lo ideal es comer una proteína animal una sola vez al día y suprimirla del todo por lo menos tres días a la semana. Sin embargo, la categoría es tan amplia que queda a la interpretación de cada persona. Si alguien comía chorizo dos veces por semana y ahora lo come dos veces al mes, ya se está convirtiendo en un flexitariano para sus cánones. La definición lo permite y lo incluye.
"La medida ideal es la que te haga sentir mejor", añade la doctora.

Dos personas que reduzcan su consumo (de carne) a la mitad ayudan de la misma manera que una sola persona vegetariana



Bruce Fiedrich, portavoz de PETA

Más beneficios

Suprimir la carne de la mayoría de las comidas también puede ayudar al bolsillo. Los menús vegetarianos suelen ser, en promedio, un 60% más económicos que los que incluyen proteínas.
Para la nutricionista, un menú ideal incluye en el desayuno granos o carbohidratos complejos: panes, avena, frutas con semillas. "Lo ideal es hacer dos meriendas, una a media mañana, otra a media tarde. En la primera suelo recomendar nueces, almendras o frutas y en la segunda, un batido de vegetales que puede tener espinaca, col rizada, un poquito de celery, pepino, moras, piña, manzana, así como una cucharada de semillas de linaza o chia", dice.
Rodríguez recomienda consumir una proteína vegetal en el almuerzo, lentejas o garbanzos con quinoa o arroz integral, combinado con ensaladas o vegetales, y en la cena sugiere comer pescado, mariscos, pollo o claras de huevo con vegetales cocidos.
Según un estudio comisionado a principios de 2013 por la compañía vegetariana Linda McCartney Foods, fundada por la fallecida esposa de Paul McCartney, el flexitarianismo está cerca de convertirse en una mega tendencia debido a sus múltiples beneficios. Aunque ha sido criticada por quienes dicen que, si se quere mejorar la salud y además ayudar a los animales y el ambiente, no se puede ser casi vegetariano: que se es o no se es.


Un portavoz de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés), Bruce Fiedrich, ha contestado a los detractores diciendo lo siguiente: "Si la gente decide comer menos carne para mejorar su salud, los animales saldrán beneficiados. Dos personas que reduzcan su consumo a la mitad ayudan de la misma manera que una sola persona vegetariana". En otras palabras, por algo se empieza.

Popularidad

"No me sorprende que esta tendencia gane cada vez más adeptos", dice la doctora Rodríguez. "Porque esta corriente no es tan estricta como el vegetarianismo o el veganismo y, sobre todo, porque permite mantener unas buenas condiciones de salud", dice.
Y eso es algo que, los ovolactovegetarianos -por ejemplo- no consiguen, pues suelen tener los triglicéridos altos debido a que todas las proteínas que consumen las obtienen de la leche y los huevos, que contienen altos niveles de colesterol. Por eso muchas veces, incluso, sufren de sobrepeso.
El flexitarianismo, además de permitir el consumo de un pedacito de carne -con toda la carga cultural y tradicional que implica, sobre todo en los países de América del Sur- ayuda a mantener el equilibrio, en todo sentido.


10 agosto 2013

sábado, 27 de abril de 2013

“La industria alimentaria es una mafia criminal”, El gurú de la gastronomía y la alimentación, Carlo Petrini, puso en la picota pública al monopolio de los alimentos

Carlo Petrini es el presidente y fundador de Slow Food, movimiento que busca contrarrestar el vertiginoso mercado de la comida rápida, impedir la desaparición de las tradiciones gastronómicas locales, combatir la falta de interés general por la nutrición y las consecuencias de las elecciones alimenticias.

Petrini es una autoridad mundial en temas de alimentación y desarrollo de la agricultura tradicional. Este italiano de 63 años profesa el comer como un derecho, se opone a la globalización del gusto y apoya a los pequeños productores agrícolas.

En una serie de charlas por América Latina, Petrini ofreció una conferencia en Bogotá sobre cómo la industria alimentaria mundial es una “industria criminal”.

Petrini creó Slow Food en 1989 en París y fue un proyecto que inició con un interés en la cultura alimentaria y la gastronomía, concepto último que según él, está mal utilizado y mal definido.

“Gastronomía no es solo el arte de producir a través del conocimiento de la comida ni de una estética que pueda transmitir placer. No son solo recetas, recetas y más recetas”, afirma uno de los considerados gurú de la gastronomía y la alimentación.

Para Carlo Petrini, la definición anterior no es más que un 10 ó 15 por ciento de lo que es la gastronomía, “quien piense que es solo eso a lo que se está refieriendo es a una pornografía alimentaria”, asegura.

El hombre, a quien hace pocas semanas le ofrecieron el Ministerio de Agricultura en Italia, presentó una definición más completa y exacta. “Gastronomía es una ciencia compleja y multidisciplinaria que la academia se negó a aceptar durante años. Es holística y cuando hablamos de ella, hablamos de todo lo humano cuando se trata de comer. Es física, química, biología, genética, agricultura, historia, antropología, sociología, identidad cultural y aunque no lo crean economía política”.



Slow food es un movimiento internacional nacido en Italia que se contrapone a la estandarización del gusto y promueve la difusión de una nueva filosofía del gusto que combina placer y conocimiento

El monopolio

Carlo Petrini asegura que quien domina el vientre tiene el poder, las guerras siempre han sido por conquistar tierras y apropiarse de lo que éstas producen. Fue en este punto cuando este experto empezó a revelar cifras y datos sorprendentes.

“El 80 por ciento de las semillas en el mundo pertenecen solo a cinco multinacionales”, señaló el experto, y además aseveró que es tanto el control que las industrias alimentarias tienen sobre la producción agrícola que retó a los colombianos a hacer un experimento.

Según Petrini, cuando se compran semillas y se siembran en casa, las plantas crecen hermosas y dan frutos que aparentemente se ven perfectos, sin embargo, si alguien intenta sembrar las semillas de esos frutos, ya no crecerá nada, ¿por qué? La respuesta para el italiano es simple: porque a la industria no le conviene que las comunidades tengan control sobre la producción.


Petrini va más lejos y dice con cierta resignación que cuando la industria tenga el control total sobre la producción ya no existirá el campesino, ni el agricultor. Es por eso que insiste en que la vida no puede ser propiedad de unos pocos, de ahí el énfasis que Slow Food hace para que se fortalezcan las producciones locales y así cada comunidad pueda tener “soberanía alimentaria”.



Una mafia peligrosa

“El sistema actual es un sistema criminal porque destruye el medio ambiente, se aprovecha de los insumos locales de las comunidades en pobreza, produce un desperdicio que nunca antes en la historia de la humanidad se había visto, no respeta tradiciones, destruye poblaciones y roba el futuro”, afirma.

Para Petrini la industria también es peligrosa porque está haciendo cada vez más infértiles los suelos y en los últimos 20 años se han usado más químicos que los que se usaron en los 120 años anteriores, es por eso que la tierra está “adicta”.

Como si esto no fuera poco, el presidente de Slow Food reveló que el 76 por ciento del agua en el mundo se usa para la agricultura de manera irracional. El sistema alimentario es injusto para quienes producen, para los campesinos.

“En 1950, Italia tenía un 50 por ciento de población campesina, hoy es solo el 3 por ciento y la mitad de esta última cifra son personas que ya tienen más de 60 años”.

“Es una mentira que los alimentos ya no contienen suficientes nutrientes y lo que hace el mercado en el caso de la leche, por ejemplo, es cobrarle más al consumidor por un litro con más vitaminas, más por una leche sin lactosa, mientras que los productores siguen recibiendo el mismo dinero inicial. En un futuro no vamos a comer computadores, la gente tiene que despertar, en últimas, tal como estamos, si usted quiere más nutrientes pues cómase la caja tetrapack porque la leche es solo agua”.

Desde 1900 hasta hoy, la humanidad ha perdido el 75 por ciento de su diversidad y la industria de alimentos solo privilegia las especies más fuertes. Petrini recuerda que cuando hubo una plaga que acabó con la especie de papa que se daba en Irlanda, se logró rescatar este alimento porque se utilizaron otras especies, pero si se descuida la diversidad y solo se fortalece la más fuerte, ya no habrá salvación.

El desperdicio es otro punto neurálgico. Actualmente se producen alimentos para 12.000 millones de personas cuando la población es de 7.000 millones. Hay un excedente de 5.000 millones pero 1.000 millones de personas no comen y entre el 45 y 50 por ciento de la producción de alimentos se va a la basura.



Falsas creencias

A Petrini le aterra que otro criterio para elegir la comida sea la estética, “si una zanahoria no se ve simétrica, entonces no se compra, esa es una lógica nazi fascista. Con la comida pasa como con las personas, solo pasan los bonitos”.

Es importante destacar que ahora la población gasta más en adelgazar que en comer. Para Carlo Petrini la ecuación es simple, “mientras más se ahorre en comida, consumiendo hidropónicos y transgénicos, más se gastará en servicios sanitarios y de salud”.

Finalmente, existen cuatro agentes de cambio con los que Slow Food considera importante trabajar: los indígenas, los campesinos, las mujeres y los jóvenes. “La gente que supuestamente está atrás en la escala social, será la que nos rescatará de la catástrofe cuando esta bomba explote”, concluye.

Info: Semana y The Guardian